Las economías populares, ensamblajes heterogéneos de actividades productivas y reproductivas, subjetividades, prácticas, espacios y relaciones sociales, han desarrollado relaciones variables con el Estado y las finanzas a lo largo de los últimos años (Gago y Mezzadra, 2015). Este conjunto de actividades garantizan la reproducción de la vida de los sectores populares y “revelan la pluralidad de formas laborales y ponen de relieve las fronteras mismas de lo que llamamos trabajo” (2014:23). Además, en estos emprendimientos productivos heterogéneos conviven diferentes racionalidades económicas, que incluyen cálculo y pragmatismo, apropiación de valores neoliberales desde abajo (Gago, 2014) y practicas comunitario-populares (Gutiérrez Aguilar, 2015). Desde esta perspectiva es posible analizar las reconfiguraciones de las dinámicas de explotación y visibilizar la capacidad productiva y estratégica de las múltiples y heterogéneas experiencias de autogestión del trabajo que han asumido particular protagonismo político a partir de la conformación de una nueva herramienta sindical, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular - CTEP . Poner el relieve el “vínculo genealógico de las actuales economías populares con los movimientos sociales que pusieron en crisis la legitimidad política del neoliberalismo” (Gago, 2016:182), o sea con los movimientos piqueteros, asambleas barriales e iniciativas autogestivas como las empresas recuperadas, surgidas alrededor de la crisis del 2001, permite tener presente el origen político de estos entramados productivos. A la vez, ocurre tener en cuenta las transformaciones, innovaciones y articulaciones con el mercado, el consumo y las políticas públicas durante los gobiernos progresistas (2003-2015) para interrogar los actuales procesos de subjetivación, organización y conflictividad de la autogestión del trabajo en los territorios urbanos. En este marco, focalizando la atención sobre las dinámicas de organización, subjetivación y resistencia que contribuyen a la creación de nuevos “entramados comunitarios” (Gutiérrez Aguilar, 2015), me propongo desarrollar una reflexión etnográfica en torno a la producción de saberes desde la autogestión. En este sentido, las prácticas de autoformación que serán analizadas en este trabajo se entretejen con la misma estrategia metodológica, y la articulación entre práctica etnográfica y posible despliegue de imaginación política y capacidad estratégica colectiva representa un aspecto fundamental del compromiso con la misma experiencia de autogestión. Por lo tanto, este trabajo está articulado en distintos apartados que dan cuenta de esta trama: en el primero presentaré las dos experiencias cooperativas con las cuales he desarrollado el trabajo de campo, formulando las problemáticas y las preguntas de investigación, mientras en el segundo será explicitada la estrategia metodológica y los desafíos de la práctica etnográfica en el campo. En el siguiente capítulo, el tercero, se profundizarán las trayectorias de lucha y autogestión de la cooperativa Juana Villca, para abordar en el cuarto la reflexión sobre saberes y experiencia a partir del taller de mapeo colectivo del proceso cooperativo de la Juana Villca. En el sexto apartado se presentará la empresa recuperada 19 de Diciembre y los desafíos de la abertura de la fábrica al barrio a partir del taller de mapeo colectivo llevado adelante en el marco del proyecto Colabor. Finalmente, en las reflexiones finales, se busca dar cuenta del papel de la autoformación en los procesos de autogestión como práctica para aprender en común y espacio de elaboración estratégica colectiva.

Experiencias, prácticas y saberes de la autogestión. Apuntes desde la investigación colaborativa con empresas recuperadas y cooperativas de la economía popular

CASTRONOVO A
2020

Abstract

Las economías populares, ensamblajes heterogéneos de actividades productivas y reproductivas, subjetividades, prácticas, espacios y relaciones sociales, han desarrollado relaciones variables con el Estado y las finanzas a lo largo de los últimos años (Gago y Mezzadra, 2015). Este conjunto de actividades garantizan la reproducción de la vida de los sectores populares y “revelan la pluralidad de formas laborales y ponen de relieve las fronteras mismas de lo que llamamos trabajo” (2014:23). Además, en estos emprendimientos productivos heterogéneos conviven diferentes racionalidades económicas, que incluyen cálculo y pragmatismo, apropiación de valores neoliberales desde abajo (Gago, 2014) y practicas comunitario-populares (Gutiérrez Aguilar, 2015). Desde esta perspectiva es posible analizar las reconfiguraciones de las dinámicas de explotación y visibilizar la capacidad productiva y estratégica de las múltiples y heterogéneas experiencias de autogestión del trabajo que han asumido particular protagonismo político a partir de la conformación de una nueva herramienta sindical, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular - CTEP . Poner el relieve el “vínculo genealógico de las actuales economías populares con los movimientos sociales que pusieron en crisis la legitimidad política del neoliberalismo” (Gago, 2016:182), o sea con los movimientos piqueteros, asambleas barriales e iniciativas autogestivas como las empresas recuperadas, surgidas alrededor de la crisis del 2001, permite tener presente el origen político de estos entramados productivos. A la vez, ocurre tener en cuenta las transformaciones, innovaciones y articulaciones con el mercado, el consumo y las políticas públicas durante los gobiernos progresistas (2003-2015) para interrogar los actuales procesos de subjetivación, organización y conflictividad de la autogestión del trabajo en los territorios urbanos. En este marco, focalizando la atención sobre las dinámicas de organización, subjetivación y resistencia que contribuyen a la creación de nuevos “entramados comunitarios” (Gutiérrez Aguilar, 2015), me propongo desarrollar una reflexión etnográfica en torno a la producción de saberes desde la autogestión. En este sentido, las prácticas de autoformación que serán analizadas en este trabajo se entretejen con la misma estrategia metodológica, y la articulación entre práctica etnográfica y posible despliegue de imaginación política y capacidad estratégica colectiva representa un aspecto fundamental del compromiso con la misma experiencia de autogestión. Por lo tanto, este trabajo está articulado en distintos apartados que dan cuenta de esta trama: en el primero presentaré las dos experiencias cooperativas con las cuales he desarrollado el trabajo de campo, formulando las problemáticas y las preguntas de investigación, mientras en el segundo será explicitada la estrategia metodológica y los desafíos de la práctica etnográfica en el campo. En el siguiente capítulo, el tercero, se profundizarán las trayectorias de lucha y autogestión de la cooperativa Juana Villca, para abordar en el cuarto la reflexión sobre saberes y experiencia a partir del taller de mapeo colectivo del proceso cooperativo de la Juana Villca. En el sexto apartado se presentará la empresa recuperada 19 de Diciembre y los desafíos de la abertura de la fábrica al barrio a partir del taller de mapeo colectivo llevado adelante en el marco del proyecto Colabor. Finalmente, en las reflexiones finales, se busca dar cuenta del papel de la autoformación en los procesos de autogestión como práctica para aprender en común y espacio de elaboración estratégica colectiva.
2020
Experiencias en contexto Artículos seleccionados de las III Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores del Instituto de Altos Estudios Sociales
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